En la búsqueda de reafirmar nuestro compromiso con la sociedad, tomamos el desafío de constituirnos como un espacio de debate del pensamiento nacional y popular en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP. Para aglutinar los esfuerzos de docentes, graduados y estudiantes que no nos resignamos a que se consolide en la Universidad Pública una de las usinas más reaccionarias del pensamiento económico liberal.
Nos asumimos como una continuidad de los esfuerzos realizados por luchadores de distintas generaciones que abonaron y abonan en la defensa de un pensamiento crítico. Una lucha que marca un sendero a transitar por los que tomen el compromiso de protagonizar la Historia, desde el lugar que les toque ocupar en la universidad y no ser meros testigos de estos tiempos.
Las sucesivas crisis del sistema capitalista a escala mundial ya no sólo desmienten aquella peregrina pretensión de fin de la historia con que los cultores del pensamiento único intentaron dar por clausurada la polémica en el campo de la ciencia económica, sino que nos obligan a abrevar en el pensamiento crítico desarrollado en lo nacional y regional a lo largo de nuestra historia y asumir los desafíos de este presente. En lo concreto, la reivindicación y recuperación del rol del Estado como articulador de los esfuerzos por construir una sociedad justa y democrática, a través de políticas públicas que no reproduzcan las injusticias a las que se ven sometidos los sectores más vulnerables de la sociedad, sino que permitan la efectiva vigencia de sus derechos, combatiendo la desigualdad y la exclusión, propendiendo al desarrollo integral (productivo, tecnológico y social) .
Hoy nuestra región y nuestro país, han elegido, en forma mayoritaria, alejarse de los designios del pensamiento monolítico neoliberal, lo que nos sitúa ante la necesidad de una Universidad que acompañe ese proceso. Sin abandonar el debate, la polémica, en fin, la pluralidad. Pero actuando con firmeza y decisión en la preparación y formación de cuadros técnicos dispuestos a asumir el desafío. Dejando atrás esa vinculación acrítica, reproductora de un orden injusto, que ha postergado los anhelos de la mayoría de nuestro pueblo.
